Tengo que confesarlo, no he sido yo misma los últimos nueve años. En la calle, cuando camino por mi barrio, tengo la manía de ser un personaje que dice que se llama Lupita. Una mujer normal, de cabello oscuro y tez blanca, que habla de cosas etéreas y anodinas, como perros, gatos, y el clima. No es grato ser un personaje, pero uno se acostumbra con el tiempo. Me sentía a salvo en mi mundo banal, a salvo de un mundo que había resultado más hostil y peligroso de lo que yo pensaba que era a los veinte años.

Sin embargo, en secreto, a espaldas del mundo, yo seguía existiendo. Esa que yo era cuando era alguien, la que escribía, la que sufría, la que exhalaba poesía en cada aliento. Todo lo que realmente era yo terminó encerrado entre cuadernos, bajo llave, donde sólo yo pudiera alcanzarme.

No tiene mucho que abrí las puertas de mí misma, que quité el letrero de CLAUSURADO del portón, que entré a ver lo que quedaba después del tornado. Apenas estoy, como quien dice, descubriéndome de nuevo. He llegado a ser una desconocida incluso para mí misma, y ahora ese cuaderno, esa prisión de papeles parece albergar a otra, a la que era entonces, que no soy yo. El mismo río pero mucho más abajo, eso parece que soy ahora. Ahí, en el precipicio, soy esa cascada que se desmorona y siente el vértigo de la caída.

Abrir la puerta de ese cuaderno, entonces, está siendo una experiencia más bien terrorífica. No sé qué me asombra más, si que haya yo escrito esos viejos poemas o que de alguna manera haya encontrado la fuerza para seguir viviendo con ellos, a pesar de ellos. Hoy me estoy redescubriendo, un poema a la vez, mientras los paso a mi computadora, y lo estoy haciendo entre ataques de pánico, de llanto y de tristeza, pero también entre arranques pasionales por hombres hace mucho tiempo olvidados. ¡Si pudiera recordar sus nombres! O tal vez los recuerdo, ahora mismo no me queda claro.

Es un camino minado, es un valle tétrico lleno de zombies esto de volver a ser escritora. Apenas puedo creer, apenas puedo, que esté pensando por fin en editar el viejo libro que hace tantas vidas les había prometido. Pero así es, los astros dicen, y lo dicen claro, que está a punto de nacer Clandestino.

¡Buenas letras!

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ésta solía ser yo cuando estaba en Twitter y aquí fue donde me metí en problemas la última vez que fui escritora